domingo, 15 de noviembre de 2009

LA GRAN OBRA

Cuando comenzamos a hacer nuestro trabajo consciente de autoconocimiento, empezamos a darnos cuenta de las "programaciones" que llevamos dentro, con las que nos identificamos y de las cuáles no es tan fácil tomar consciencia, porque hemos crecido creyendo que éramos esas programaciones. Tal vez nunca nos las habíamos cuestionado. Y para más trabajo, se distribuyen unas con otras ligadas en una gran “Matrix”, como capas de cebolla interrelacionadas unas con otras.
Hay estar muy ATENTO (atención consciente en el Ahora) para observar estas "programaciones" (que antes habremos reconocido con el trabajo exhaustivo, valiente y honesto, de autoconocimiento) cada vez que emerjan, o se reactiven.
Observarlas atentamente, sin juicio, no son ni buenas ni malas, sólo son programaciones, partes o aspectos, o memorias celulares, o "yoes" nuestros, que están en nuestro "campo", y que sólo las podemos INTEGRAR, con absoluto AMOR. Es decir, sin juzgarlas, ni reprimirlas, ni reaccionar ante ellas. Sólo ATENCIÓN CONSCIENTE EN EL AHORA, DESDE LA DIVINA PRESENCIA QUE YA SOMOS...desde EL AMOR INCONDICIONAL DEL CRISTO INTERNO.
En la medida que vamos haciendo ese trabajo de Atención desde la Presencia (así nos colocamos en la franja ultravioleta del espectro de colores) así vamos desactivando la energía de esas programaciones y las vamos integrando en el SER SOBERANO QUE SOMOS, pero que está más allá de los conceptos que nuestra mente pueda tener sobre Él.
Es por ello que cuando van emergiendo esas energías programadas en nuestro inconsciente, no debemos juzgarlas, sólo RESPIRAR Y PERMITIRLAS, así tal cuál salen...sin modificarlas con interpretaciones ni justificaciones.
En el momento en que las catalogamos como buenas o como malas, las estamos polarizando de nuevo y así seguimos creando más de lo mismo. Al hacer cualquier atisbo, aunque sea sutil, por luchar contra ellas, les estamos dando poder.
En una escala de polaridad, positiva-negativa, no podemos luchar, ni negar ninguno de los polos, porque ambos son lo mismo, pero con diferente frecuencia vibratoria. En el momento en que nos posicionamos en uno o en el otro polo, los estamos separando de nuevo, y el polo que rechazamos se reforzaría nuevamente.
En esos momentos en que permanecemos en la Divina Presencia, en silencio, atentos, observándonos desde la franja ultravioleta, es cuando se activan nuevas oleadas de energía Kundalini, el “fuego inextinguible”, para transmutar esas programaciones impresas en nuestros distintos cuerpos (mental, emocional y físico).
Esos son los momentos en que el Padre Cielo y la Madre Tierra, se unen en nosotros. Son las “Bodas del Alma”…En que las energías del Padre Divino y la Diosa Divinas, se unen para dar a luz al Hijo dentro de nosotros.
En esos momentos se recodifica nuestro ADN, son momentos de gran sanación, mutación, de expansión de nuestra consciencia, en los que nos reconectamos de nuevo con el SER MULTIDIMENSIONAL , que ya somos desde el principio de los tiempos.

Es un enorme trabajo...bufff....es La Gran Obra.

Nuestro destino es llegar al Punto Cero, en donde no hay tiempo, el punto central de la cruz, punto de coordenadas en donde convergen las líneas del tiempo, donde presente, pasado y futuro, mundos paralelos, multidimensiones, tanto probables o no...estarán mezclados, será todo UNO. Así que imagínate tú lo imposible que es llegar a ese estado con una mente discriminativa, que rechace, reprima, o luche contra algo.
Nuestro destino es sentirnos dentro de la unificación del TODO LO QUE ES, HA SIDO Y SIEMPRE SERÁ.

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